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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Minosa y sus gatitos 2da Parte

Después un día, Minosa no apareció más, y no supimos qué había pasado, supongo ahora que nuestra vecina se la habría llevado ó que encontró otra casa así cómo encontró la nuestra.

Un día mi papá, nos regaló un juego de monopolio, jugámos entusiasmados y cómo no éramos tan pequeños, yo cómo 17, y mis hermano Hugo 18 y Luis 19, nos quedámos hasta la una de la mañana, y Mochito y Colitas jugaban en la misma habitación, hasta que cómo a la una y media, los dos de manera decidida y cansados se subieron al tablero y se acostaron al minuto estaban durmiendo, nos quedamos con las fichas y tarjetas en la mano, y mi hermano mayor se empezó a reír, y dijo «Ya no ppodemos jugar». Todos nos retiramos sin decir mucho más pero sonriendo, todos comprendimos que estaban tan cansados que necesitaban dormir, así que nos fuimos a hacer lo mismo.

Cómo eran la mar de curiosos, a veces dejábamos un pote con rocoto los sábados que preparaba mi mamá para ese día, después de almorzar nos olvidámamos de recojerlo y guardarlo, y Colitas y Mochito se pusieron a lamer del pote, hay caramba, qué reacción, empezaron a dar de resoplidos, y aunque les pasó rápidamente, entendimos que los alimentos y cosas peligrosas para ellos, deben ser guardadas y bien cerradas, así que ya no dejámos nada en la mesa después de almorzar. Debemos agradecer más a mi mamá, que era la que más se preocupaba de ello.

Ya algunos años después, teníamos unos tanques elevados en la azotea, y una de las tapas quedó mal cerrada, Colitas desapareció, y no sabíamos qué podía haber pasado, buscamos y buscamos varios días y no dimos con él, hasta qué desgracia de las desgracias, apareció ahogado en el tanque elevado, mal tanque elevado, parece que al pasar por encima la tapa cedió y cayó dentro, cómo estaba en la azotea nadie escuchó sus quejidos, y el pobrecito murió, mi hermano Hugo quedó muy triste, y colérico también porque su gato se había ido, y ya no quiso saber de más gatos, entiendo que le debe haber dolido mucho. Bueno mejor cambiemos esta parte a la siguiente.

Tal vez un par de años después, llegó Deysi, la compró mi cuñado en Lima, para mi hermana, y yo, con mi hermana esperando y después cuidando a su bebita, no tenía ni tiempo para ella. Cómo sólo quedaron Deysi y Mochito,  sólo teníamos ojos para ellos, y Deysi que era juguetona le ladraba y ladraba mientras que Mochito que era todo serio se recostaba en una silla o caja dentro, y cuando le parecía que Deysi se estaba extralimitando, le daba con su garra, y ella se retiraba muy rápidamente, y aunque pareciera que Mochito era muy serio con nuestra Deysi, la verdad era totalmente diferente.

Un día, fuí donde la tía Rina, Riné para nosotros, estaba como siempre en su cuarto de costura pues hacía vestidos y trajes para dama a pedido. Y después de saludarla, ya que vivía en una casa de junto, en un edificio del año 1940 de Popular y Porvenir, allá en Lima centro, dónde varias casas del tercer piso que eran enormes, y hasta el día de hoy está en pié, aunque creo que tenía un aviso de que se remodelará para hacer un Centro Comercial, se comunicaban entre ellas, y volviendo a lo de mi tía, repentinamente me dijo: «Mochito es un gato muy bueno», yo pensé que raro, siempre le han gustado sus gatos y cualquier gato, menos uno que la arañó aunque no sé los motivos exactos y no volvimos a ver más. De ahí le pregunté: «Tía, ¿porqué lo dices?» ya que no entendía los motivos para ese comentario tan repentino, y me contó esta historia: Ella había subido atender la ropa, y sus gatas y gatos se acercaban a ella cada vez que lo hacía, Mochito nuestro gato también porque se paseaba por toda la azotea, y repentinamente Deysi nuestra perrita, se acercó a ella desde nuestra azotea, porque se querían mucho con mi tía, cómo sus gatas eran celosas de mi tía y no le gustaban los perros, porque no tenían costumbre de estar con ellos se abalanzaron sobre Deysi, mi tía gritó de espanto, pobre Deysi, pero Mochito que estaba con ellos, salió al frente y cómo era un caballero, se lanzó sobre el gato más grande mi tía, y lo revolcó en un santiamén, las gatas se detuvieron en el acto, y Deysi salió sin magulladuras del percance, le hizo cariño a mi tía y se retiró un poco después.

Qué les parece esta historia, cuando los gatos son de la familia, defienden a los suyos con mucho cariño, y lástima que no esté presente mi tía que seguro les contaría la misma historia si es que le preguntaran. Todo cuanto digo es cierto, Mochito falleció poco después, pero siempre lo recuerdo con mi familia, ahora tengo a Gea, y es muy dulce, ronronea después que me voy por dos o tres horas, y siempre curiosea qué le he traído cuando traigo algunas compras.


Fin de la historia.

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