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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Minosa y sus Gatitos 1ra Parte

Salvada por un Gato


Tenía un gato que le pusimos por nombre Mochito, el nombre era exactamente por una característica en su cola, estaba como doblada y pequeña como un pancito, su hermano le pusimos colotas, el de la cola más grande, y el menor se llamó colitas por la cola más chiquita, todos eran negros (chivillos decía mi mamá), eran hijos de Minosa, una gata que la vecina de al lado que habían tenido que estar fuera varios días, le dejaba una latita de atún cada mañana, pero se la comía toda en un momento, y después se acercaba a nuestra casa a pedir más comida, mi mamá le daba leche o lo que tuviéramos disponible, pescado, seco, lo que hubiera, y al conversar mi mamá con la vecina, le contó que venía cada mañana a dejarle dos latas de atún, mi mamá se sonrió y le dijo se las come en un ratito y después si tiene hambre busca más, así que, así a nuestra familia. No estoy seguro cómo, pero debe haber conocido un buen gato, y descubrimos que estaba preñada, yo que tenía cómo 15 años, era un poco tosco con ella, le sobaba la barriga y me mordía y me arañaba la mano con las patas de atrás, ella era un poco tosca, pero no me importaba. Años después que ya era adulto, pensaba que debía ser que sus mamas están en esa parte de su cuerpo y que debía dolerle en algunas ocasiones por eso le molestaba que le sobe la barriguita. Cuando Minosa estaba esperando a sus bebés, comía bien y descansaba bastante, hasta que llegó el día del alumbramiento, yo justo no había ido al colegio, creo que por suerte tuve día libre, o estaba enfermo (ahora no lo recuerdo bien), y Minosa se paseaba detrás mío por toda la casa, hasta que me quedé pensando que podría ser que ya estaba lista para dar a luz, y aunque le habíamos puesto con mi mamá y mis hermanos una cajita de leche con unas chompas y telas (algo viejitas), no quería quedarse en su caja sola, un momento antes ví que parecía que ya venían sus bebés, pero al dejarla sóla, pensando que era mejor, se salía y me seguía por todas partes cómo lo dije líneas arriba. Así que me decidí a sentarme junto a su caja y ella se introdujo en ella, la miraba a ratos hasta que empezó a aparecer uno, por primera vez ví que nacían con su placenta cómo las personas, y Minosa cuidadosamente los lamía para que queden bien límpios, me acerqué y miraba que ya había uno, todo mojadito de tanto que los limpiaba y de que acaba de nacer, luego vino otro hasta el tercero, yo no me moví de mi silla hasta una rato después del tercero, los miraba tomando leche de su mamá, y los veía chiquititos y con sus ojos cerraditos y tan indefensos que temía que cualquier cosa les hiciera daño, creo que algo renegué porque me tenía que quedar sentado bastante rato, y luego de eso repentinamente me sentí calmado y que la mamá gata sabría qué hacer en todo, y así fué, me quedé hasta que Minosa terminara de tener sus bebés, y después del tercero me quedé un rato hasta que entendí que ya había terminado y me podía retirar sin temer nada, por Minosa y los gatitos,  me retiré y dejé sola a Minosa con sus tres bebes.
A Minosa no le pareció bien su caja después de dos o tres semanas,  y de repente se desapareció de su caja con sus tres mininos, cuando nos dimos cuenta, la buscamos por toda la casa todos desesperados, hasta que uno de mis hermanos (el tercero en edad) la encontró y dijo: «Ah, aquí está», con toda alegría y calma, Minosa se había llevado a sus tres gatitos y se había metido en un mueble que lo usábamos para guardar juguetes, y que uno de los compartimientos estaba vacío, luego de unos días, parece que no le gustó del todo el lugar, así que se desapareció nuevamente, y aunque hasta ése momento nadíe se había dado cuenta, yo me estaba cambiando y busqué una chompa que me faltaba y el cajón al tratar de abrirlo me pareció muy pesado para lo que era habitual, así que hice un poco más de esfuerzo y sorpresa, Minosa y sus tres gatitos estaban ahí. Le avisé a mi mamá y a mis hermanos, y decidimos dejarla ahí con el cajón entreabierto, ahí estuvieron varios días y luego decidimos ponerla otra vez en el mueble de juguetes, porque le pusimos más cobijas, y ahí se quedó con sus gatitos, más conforme, seguro necesitaba más abrigo, también mientras estuvo en mi cajón, creo no podía sacar nada de mi ropa, pero cómo casi era verano no tuvo importancia, cómo en el mueble de juguetes había algo de polvo, le salieron legañas enormes a los gatitos, aunque más parecía una infección a los ojitos, mi mamá supongo que consultando a las tías; mis tías abuelas Rina que le decían mi mamá y sus primas Riné, la tía Olga la mayor de las hermanas, la tía Elsa que la llamábamos tía Chule, el tío Héctor que vivía en Pershing, y el tío Oscar que vivía en Grau en La Perla del Callao, y la tía Dora que no la conocí porque falleció no sé si cuando era muy pequeño ó antes de nacer, y el tío Julio que falleció después de llegar a Lima allá por talvez 1912, y la tía Alicia creo que me falta un tío o tía, pero esa parte de la historia la conoce mi hermana mayor que conversaba con las tías todo el tiempo y le contaban la historia de cómo llegaron a Lima algo después de la guerra con Chile, y lastimosamente fallecieron por causas que desconozco en una época difícil para ellos al pasar Arica a Perú después de la guerra.

Los tíos Julio y Oscar al fallecer mi bisabuelo, se encargaron de alimentar a las hermanas y hermanos menores, trabajando en lo que supieran hacer, (aunque tendré que convencer a mi hermana mayor que me cuente la historia completa porque a mí me contaron a cuentagotas y no la conozco, pero tal vez en otra ocasión será, vayamos a Minosa y sus gatitos.
Bueno lo de sus ojitos, mi mamá preparó un poco de té bastante diluido y con unos algodoncitos; mi abuela nos enseñó que siempre debíamos tener algodón en la casa, y les limpiamos los ojitos, cómo dos días y la infección desapareció para alegría de todos. Cuando fueron creciendo se hacían más y más juguetones, ya a los dos meses, los fines de semana sobretodo, mi mamá pasaba la escoba y los tres mininos saltaban sobre la escoba y se dejaban columpiar y mi mamá se reía con ellos, también jugaban entre ellos, el Colitas era el más travieso y curioso, y Mochito era el más seriecito y mi mamá se encariñó mucho con él y yo también, mi hermano Hugo se encariñó con Colitas, como si fueran tal para cual, y Colotas, el más grande bueno algo aparte, pero nuestra vecina que era la mamá de Minosa, nos pidió un gatote, cuando vino a escoger su gato escogió a Mochito y mi mamá dijo No, Mochito no, yo me sorprendí pero nuestra vecina no se incomodó y escogió a Colotas, se lo llevó y de cuando en cuando nos traía noticias de él, hasta que nos contó que se lo llevaron a Huánuco, y que de ahí no quiso regresar. Se la pasaba muy bien allá. Y ya tuvimos menos noticias de él, siempre que preguntábamos cómo está nos contestaban muy bien en Huánuco.



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